Al igual que ocurrió en el caso de Nirvana, este acústivo de la MTV ha quedado en la memoria de los seguidores de Alice in Chains como una especie de amargo epitafio a la memoria de su cantante, Layne Staley, aunque aun quedaban unos pocos años, en 2002, para que falleciera de una sobredosis de speedball... una mezcla de cocaína y heroína. Sin embargo aquí queda patente que estaba realmente mal, en un periodo de adicción desesperada, hasta el punto de que a menudo pierde la voz y se le olvidan las letras de los temas, lo que lleva a que le ayude el guitarrista Jerry Cantrell. sin embargo, y dada la naturaleza deprimente de este trabajo (en el plató pusieron decenas de cirios negros encendidos como hicieran Nirvana antes que ellos), hace que sus defectos se conviertan en virtudes, pues ayudan a incrementar esa atmósfera agónica y confusa.
8/10
El disco completo:
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