Todo un clásico del rock británico de los años 70. Un disco que combinó con tanta soltura orquestaciones y elegancia formal que sonaba a esencial desde el mismo momento de su publicación. el cantante de Glasgow se puso en manos, nada menos, que del productor más vanguardista del momento, Alan Parsons... y aseguraron que cada una de las canciones había sido tocada y orquestada de media docena de formas distintas solo para ver cómo sonaban hasta convertirlas en un racimo de uvas de oro.
Lo sorprendente es que hoy en día esté tan olvidado. Quizá sea porque es un perfecto representante de un sonido muy particular de los años 70 que se quedó en los 70.
Un disco del momento.
El disco completo:
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