No esperéis evolución en Fastbacks. No la necesitan en absoluto. su punk con toques bubblegum es tan atrapador que uno sólo desea divertirse escuchando otro de sus increíbles trabajos.
Ellos eran la esencia de Seattle justo antes de la eclosión del grunge, y su fuerza y su carisma abrieron el camino para todas aquellas bandas (Nirvana, Soundgarden, Pearl Jam) que admiraban a Fastbacks.
Lo extraño es que con discos tan cojonudos nunca hayan salido de su pequeño mercado en el que muy pocos les conocen.
Este fue su séptimo disco de estudio y último antes de separarse. Al igual que ocurre con los Ramones o AC/DC, contiene lo que habían hecho siempre... y da igual. Te lo pasas de puta madre. Las melodías son casi de dibujo animado, las voces de Lulu Gargiulo y Kim Warnick parecen de adolescentes (aniñadas y rebosantes de energía) y no hay una sola canción que sobre (algo habitual en sus trabajos).
Pura fiesta punk.
9/10
Un par de temillas:
One more hour
I was stolen:
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