To pimp a bitterfly debutó directamente en el número 1 del Billboard 200 estadounidense. La razón era obvia. La variedad de estilos que contenía, la producción sofisticada, el sonido agresivo y casi tribal de las estrofas hip hop de Lamar lo convirtieron casi de inmediato en un clásico. David Bowie se sintió tan impresionado que lo usó de inspiración para componer su última obra maestra, Blackstar.
Estamos hablando de un disco negro en el sentido más profundo y racial de la palabra. Es rítmico, enormemente fuerte, cargado de testosterona, de reivindicaciones sociales y políticas, de orgullo.
Temas como For free? con su grito de guerra (We want to fuck!)... o la lanzadera rítmica de la canción "i", son sencillamente hipnóticas... más bien frenéticas, de las que aceleran el corazón hasta el agotamiento.
Brillantísimo.
10/10
El disco casi completo aunque desordenado:
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