Lo bueno de Sleater-Kinney es que no fallan una. Son cojonudas. Incluso en sus trabajos menos brillantes. Después de una obra maestra como Dig me out, y tras la ruptura sentimental de sus dos líderes (Carrie Brownstein y Corin Tucker mantenían una relación lesbiana en secreto que aireó desagradablemente la prensa) , dieron un cambio de rumbo hacia un sonido menos rabioso y más accesible al gran público. Sin embargo su personalidad seguía intacta. De nuevo la ausencia de bajo era suplida de manera tremendamente fresca por sus guitarras, y las letras analizaban de una manera madura el desamor y el final de las relaciones.
Tienen discos mejores, es verdad... pero vamos... que no hay tema malo.
8/10
El disco completo:
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