La reina del pop jamás inventó nada, ni hizo vanguardia ni aportó otra novedad que no fuera visual y de puesta en escena. Pero era muy lista. Era capaz de reinventarse continuamente a sí misma en función de los cambios de gusto del público. Y podía pasar de puta a monja de una gira para otra.
Seguramente este ha sido su mejor trabajo de estudio, y como no podía ser de otra manera vendió millones y millones de copias volviendo a ponerla en lo más alto de la fama mundial junto a Michael Jackson. Lo vendió como un álbum confesional... una memoria de su familia y su aprendizaje de niña.
El video musical de Like a prayer fue un escándalo al mostrar a Madonna besando a un sacerdote negro.
Yo nunca he sido muy fan suyo, pero hay que reconocer que este trabajo sobresale en su carrera gracias a temas como el que lo bautiza, amén de otros que se convirtieron en clásicos de su tiempo, como Express yourself y Cherish.
8/10
El disco completo:
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