En plena efervescencia creativa, el teclista griego nos ofreció toda una obra maestra conceptual de un sonido que con el tiempo pasaría a llamarse New age, pero que todavía tenía mucho de experimental y de electrónica. La atracción de la cultura oriental era para Vangelis un sueño remoto, porque lo cierto es que jamás había estado en China por la sencilla razón de que le tenía pánico a los aviones. Pero eso no fue impedimento para que creara un viaje sensorial que va en crescendo hasta llegar a lo alto del Himalaya, para luego descender progresivamente a un estado de paz mental y espiritual.
Se convirtió de inmediato en un clásico y una referencia del género.
10/10
El disco completo:
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