El Neil Young más eléctrico retorna a Crazy Horse para presentar un álbum vigoroso, trepidante y en el que no sobra ni un solo acorde. Con un sonido distorsionado en contrapunto a las armonías vocales agudas de Young,
Es un trabajo además muy de su época en el que encontramos un hard rock conscientemente sucio y garajero que, en parte, sirve para darse cuenta de que aquella manera de tocar, de volver al garage de los sesenta, estaba en el aire.
En aquellos mismos momentos, en la ciudad de Seattle fermentaba el grunge. Y Neil Young parecía anticiparlo.
9/10
El disco completo:
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