Otra gozada del nuevo milenio, aunque esta cuenta ya con más de una década. El indie íntimo de Death Cab for Cutie es una belleza emocional (Emo) de melancolías y atmósferas más que nostálgicas. Con su cuarto trabajo de estudio, su líder, Ben Gibbard, quiso crear una coherencia evolutiva en donde el final de cada canción fuera el comienzo de la siguiente, para conseguir así una sensación de composición completa, aunque constara de canciones individuales. Amén de que contiene el tema más complejo, y seguramente el mejor de su carrera, Transatlanticism (si, el que bautiza el disco).
Una maravilla.
10/10
El disco completo:
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