Con influencia de la música haitiana rara (así llamada) y algunos ensayos de Kierkeegard, los canadienses Arcade Fire presentaron a cañonazos su cuarto trabajo de estudio, doble para mas inri. El comienzo desestabliliza con una pieza basada en ritmos discotequeros, y poco a poco eso nos lleva a las atmósferas desequilibradas y anegadas de instrumentación habituales en el grupo. Lo más reseñable es la disensión de opiniones que ha generado, quizás debido a su pretenciosidad y a sus excesos. Intentan mezclar muchas músicas diferentes, y tal vez eso sea su talón de aquiles. Quieren saber de todo. Así que es verdad que hasta el momento es el que menos me ha gustado... Pero no cabe duda de que, al menos, intentan reinventarse.
7/10
El disco completo:
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