¡Qué hijo de puta! Mira que su trabajo anterior no me había entusiasmado, pero el hombre de las estrellas, el duque blanco, el rey de los goblins se ha despedido con una obra maestra estremecedora y agónica. Hasta el punto de que es seriamente candidato a ser el mejor álbum de los 25 que han laureado su carrera. Usando músicos de jazz, Bowie se despide de nosotros desde el más allá. Está compuesto para ser escuchado estando él muerto... y así el comienzo de su tema Lazarus nos dice: "Mírame, estoy en el cielo." y acaba prometiendo: "sabes que seré libre como ese pájaro, no como ahora".
Usando músicos de jazz y no de rock, y en colaboración con su compañero desde los años 60 Tony Visconti, Bowie nos sumerge en un mundo de crímenes, ejecuciones, angustias, soledades y, como no, la muerte.
Lo más irónico es que nunca había conseguido llegar al numero 1 de las listas estadounidenses. Blackstar lo consiguió en dos semanas, pero para entonces David Jones ya estaba muerto.
Lo más irónico es que nunca había conseguido llegar al numero 1 de las listas estadounidenses. Blackstar lo consiguió en dos semanas, pero para entonces David Jones ya estaba muerto.
Me ha pillado por sorpresa... y de verdad que cuando lo escucho se me saltan las lágrimas.
10/10
El disco completo:
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