Los tres primeros discos de los neoyorquinos Vampire Weekend fueron una revolución. su extraño pop surrealista suponía una propuesta original, lírica, tremendamente imaginativa. Afirmaban sufrir con las composiciones, y era creíble porque el resultado denotaba un esfuerzo por inventar, por dar una vuelta de tuerca a los sonidos de la actualidad.
Por eso tenía muchas ganas de escuchar su cuarto trabajo de estudio, "Father of the bride"... y para mí no ha sido lo mismo. Es verdad que han atravesado un periodo de adaptación desde la marcha de su teclista, Rostam Batmanglij (que aún colabora en un par de temas), pero no creo que se trate de eso. El líder del grupo, Ezra Koenig, parece estar más preocupado en sacar una colección de canciones deslabazadas que en crear una coherencia sonora. Y a veces resulta repetitivo y monótono. Esta trabajado, sin duda. Los arreglos en Vampire Weekend son siempre de antología. Pero no transmite lo que antaño. Tiene temas interesantes, eso sí... "Harmony hall", "This life" y "Sympathy" son buenas composiciones dentro de una carpeta sin demasiado orden. Y eso hace que a ratos resulte aburrido y que su sonido pueda parecer un bucle cerrado.
7/10
El disco completo:
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