Dos carátulas para un mismo disco, según la edición que encontréis. Poco hay que añadir a los ríos de tinta que se ha escrito acerca de esta grabación histórica y que salió a la venta años después de la muerte del artista. La melodía pop de Sam Cooke se desvaneció casi por completo con una actuación trepidante, desgarrada, fuerte y absolutamente ajena al sonido que había vendido con sus discos (extraordinarios, por otra parte). Su garganta de oro alcanzó aquella noche cimas soñadas por estrellas de la canción. Es tan obligatorio como tener el Quijote en una buena biblioteca. Es uno de los mejores álbumes en directo que escucharéis en vuestra vida.
10/10
El disco:
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