Tras una serie de discos estupendos, y amparados por el emergente movimiento grunge de Seattle, Screaming Trees consiguieron al fin llegar al gran público con este trabajo. A estas alturas, la banda de Mark Lanegan (quien llevaba una carrera en solitario en paralelo) había conseguido que su particular manera de desarrollar la música alternativa se consolidase en un estilo maduro y sólido. Resulta sorprendente que hubiera un movimiento como aquel en una época tan tardía como los años 90, y que sus representantes estuvieran todos en los Billboard norteamericanos. Son cosas que ocurren una vez en la vida.
9/10
El disco completo:
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