Alanceados por una androginia heredada del Ziggy Stardust de David Bowie, la banda de Brett Anderson se erigió como una de las promesas más destacadas de la oleada de brit-pop con la que Gran Bretaña intentó ganarle terreno a los estados Unidos (y sus consecuencias... Oasis, Blur, Pulp... una supuesta resurrección a la que se le dio un bombo inaudito... y que quedó en muy poco). A pesar de un histrionismo visual que ya parece anacrónico, el grupo supo condensar una serie de canciones muy efectivas (en particular, animal nitrate), que convirtió su debut en un superventas que se vendió a toda velocidad rompiendo records. Quizá su propuesta se haya quedado un poco en agua de borrajas, pero está bien.
7/10
El disco casi completo:
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