Disco mítico y maldito a partes iguales que jamás consiguió el éxito que merecía, probablemente por las acusaciones que sufría su líder, Joseph Byrd, de ser un comunista infiltrado en el país. El nombre de la banda, dadas las circunstancias, resultaba tremendamente perturbador, y prácticamente se aplastó su expansión. Pero el problema es que era genial. Una suerte de folk convertido en art rock y con dejes de psicodelia que no dejaba títere con cabeza y que resultaba absolutamente personal.
El paso del tiempo lo ha convertido en un icono del malditismo, y está reconocido como una de las mayores obras maestras que han dado los Estados Unidos.
10/10
El disco completo:
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