A finales de los años 90, Neutral Milk Hotel se presentaban como una de las propuestas más imaginativas y audaces del panorama independiente norteamericano. Este fue su segundo trabajo de estudio... y es increíble. Una bellísima partitura en la que se hace uso de los instrumentos de viento como si fueran canciones antiquísimas y melancólicas. Las letras superan lo surrealista, y los apenas 40 minutos (no necesita ni un segundo más) del álbum se convierten en una delicia que suena a ratos rompedor, a ratos lejano, a ratos mágico y siempre soberbio.
Lamentablemente, se disolvieron inmediatamente después de editarlo.
Para mí, una genialidad llena de imaginación.
10/10
El disco completo:
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