Este disco fue un bombazo para mi generación cuando salió, pese a que lejos de seguir las corrientes de la música independiente, Skid Row eran unos niños mimados de la industria que fueron preparados para romper los charts en el terreno del hard rock y el heavy metal. Con la estupenda voz de Sebastian Bach como estandarte, su segundo trabajo de estudio no solo fue un éxito de ventas, sino un trallazo sonoro que, pese a aportar poco desde el punto de vista musical, contenía una sensacional colección de himnos del género.
Si le sumamos la melancolía por otros tiempos... pues es un disco de los que llevan conmigo toda la vida.
8/10
El disco completo:
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