Los de mi quinta recordamos bien la marcha del cantante Michael Kiske tras el desastre del álbum Chameleon. Aquello fue tremendo. El sonido de una de las bandas europeas más importantes de Power Metal se había reblandecido de manera infantil y hasta cursi. Pero aun así el adiós a Kiske, uno de los grandes vocalistas del género, fue amargo. Cuando escuchamos que lo iba a sustituir el cantante de Pink Cream 69´, Andy Deris, muy pocos dábamos un duro por su futuro. Pero de repente sacaron un disco realmente bonito, Master of the rings, (que en su momento la publicidad vendió como "el nuevo Keeper of the seven keys"). Era blando, es cierto, menos heavy, pero estaba lleno de imaginación, buenas melodías y canciones estupendas.
Andy Deris fue aceptado. Entonces llegó el suicidio del ex-batería del grupo, Ingo Swichtenberg, que se lanzó a un tren acosado por problemas de depresión, esquizofrenía y adicción a las drogas.
El nuevo disco de Helloween estaría dedicado a él, y prometió ser mucho más duro, así que estábamos ansiosos.
La promoción fue descomunal... el metro estaba lleno de publicidad de The time of the oath (y una vez más se vendió como "el nuevo Keeper..."), las críticas hablaban de una obra maestra fantástica, todo un movimiento de marketing de primera categoría.
Y lo escuché. Una vez. Varias veces. No encontré nada de lo prometido.
Era más duro, es cierto. Más heavy. Pero no mejor que Master of the rings, ni mucho menos que los Keepers. El sonido era pesado... las canciones ni de lejos llegaban a la imaginación de trabajos precedentes. Eran muchísimo más vulgares, pero se nos vendían como el "no-va-más".
Pasaron más de 20 años sin que me apeteciera escucharlo y el otro día me lo volví a poner. Al fin y al cabo hay discos que no me han gustado en su momento y luego me han encantado.
El resultado fue el mismo. Su historia no está mal... está basado en una profecía de Nostradamus que auguraba para finales del siglo XX una guerra mundial seguida de mil años de paz si la humanidad elegía bien un nuevo camino a recorrer.
Pero la dureza del sonido no significa en absoluto mayor imaginación en las canciones.
No está mal... eso es todo. La verdad es que me dijo muy poco hace 25 años y muy poco ahora. Cuando publicaron su siguiente álbum en el mismo tono, Better than raw, dejé definitivamente de seguirles.
Para muchos es un gran trabajo y así lo venden. Para mi no. Canciones como Wake up the mountain, Forever and one o We burn me parecen bastante normalitas para ser de Helloween.
Para mí, un trabajo muy decepcionante que fue vendido como brillante a costa de una montaña de dinero en publicidad. De hecho les vi en directo en esa gira (también les había visto en la anterior, con Master of the rings) y su actuación me gustó muchísimo menos esta vez.
6/10
El disco completo:
No hay comentarios:
Publicar un comentario